domingo, 10 de enero de 2016

Un nefasto arbitraje condena al Villa del Río C.F.

Dos goles anulados y dos jugadores expulsados, demasiada factura arbitral.

 

Crónica partido 16ª jornada de liga de la Segunda División Andaluza.Grupo de  Córdoba.

 

U.D. Las Palmeras   

Villa del Río C.F. 0

 

Las Palmeras- Mario, Blas (Gato min. 41), Yeray, Jesús Cano, Fran López, Antonio Jesús, Manu Graciano (Fran Almenara min. 78), Ricard (Ricky min. 52), Raúl, Falete (Rubén min. 52) e Isaías (Manolillo min. 59).

Villa del Río- Pichín, Jesús, Corpas (Mariano min. 74), Ángel, Elena (Zamora min. 46), Cris, Figo (Medina min. 70), Germán, Tolín, Muñoz y Faico (Luís Elena min. 76).

Árbitro- Miguel Sánchez Hidalgo. Estuvo auxiliado en las bandas por De Jesús Mendoza y González Peña. Amonestó a los locales Antonio Jesús, Jesús Cano y Fran López y a los visitantes Cris, Faico y al entrenador Tomás Joven. Expulsó con tarjeta roja directa a los visitantes Muñoz (min. 62) y Tolín (min. 78)

 

Goles- 1-0 (min. 53) Manu Graciano  2-0 (min. 64) Ricky  3-0 (min. 77) Manolillo 

 

Incidencias- Unos cuarenta espectadores se dieron cita en las I.D.M. de la barriada de Las Palmeras de Córdoba capital. Llovió en los prolegómenos y en diversas fases del partido.

 

Comentario-  (Firma: Francisco J. García)

 

Impotencia, rabia, enojo, desesperación. Todas esas palabras definían a la perfección el sentimiento común de la expedición del Villa del Río C.F. tras la finalización de su cita liguera en el campo de Las Palmeras de la capital cordobesa. Y es que con el paso de las horas todavía cuesta entender algunas de las decisiones tomadas por el trío arbitral a lo largo del partido. Decisiones, algunas sorprendentes, que perjudicaron notablemente al conjunto villarrense y que sin lugar a dudas, alteraron el desarrollo del partido y muy posiblemente el resultado del mismo.

 

 

Desgraciadamente no hubo que esperar mucho tiempo para llevarse la manos a la cabeza y poner cara de incredulidad. Se llevaban veintiocho segundos de juego del primer periodo cuando el villarrense Faico, tras una contra de su equipo, agarra un trallazo desde la frontal y el balón tras tocar en el palo, entra en la portería entre el pequeño hueco que había entre el propio poste y el cuerpo de Mario. El gol es muy claro, pero el asistente de la zona de vestuarios, De Jesús Mendoza, que dicho sea de paso no estaba en línea con la acción de juego, levanta la bandera, indicando al colegiado que posiblemente el balón hubiera entrado por el lateral de la red. Una red que curiosamente había revisado él mismo, unos minutos antes. Entre la duda y la visita colegial a la zona afectada, la astucia de un jugador local al desenganchar rápidamente la red de una de sus sujeciones, desembocó que Sánchez Hidalgo finalmente anulara un gol que había sido completamente legal, en medio de la indignación de los villarrenses.

Una sorprendente decisión tan difícil de explicar como de comprender. Y es que los propios jugadores de Las Palmeras, que con posterioridad reconocerían abiertamente la legalidad del tanto, tampoco se exacerbaron en sus protestas. Ni tampoco hubo una presión desmedida por parte del público, entre otros  motivos, por que apenas había veinte espectadores en el momento del pitido inicial. El caso es que el gol no subió al marcador y encima las lógicas reprimendas de los jugadores rojillos, arrastraron una cartulina amarilla a Cris.

Así en tales condiciones anímicas hubo que afrontar la continuidad del juego, con un Villa del Río bien asentado que controlaba al cuadro local, pero mentalmente muy tocado.

Corría el minuto quince de partido cuando de nuevo, una decisión arbitral perjudica a los visitantes. Tolín recibe un balón en profundidad de Figo y bate a Mario con una perfecta vaselina. El asistente, pese a estar muy descolocado y no estar de nuevo en línea con la jugada, vuelve a levantar la banderola y anula el gol, por un fuera de juego muy dudoso.

 

 

Segunda jugada polémica y segunda decisión en contra de los intereses villarrenses. Quien más o quien menos comprendía ya, que para lograr un buen resultado habría que superar más escollos de los habituales.

Un remate del local Manu Graciano (min. 17) desde la frontal y un mano a mano de Faico con Mario (min. 32) saldado con éxito por el portero local fueron las únicas intentonas ofensivas en este primer periodo. El Villa del Río mantenía el orden táctico y controlaba a su rival. Las Palmeras trataba de llevar la iniciativa, pero acusaba una cierta intensidad en sus acciones.

La lesión de Blas, golpeado involuntariamente por su compañero Jesús Cano, le provocó una pequeña brecha en su párpado izquierdo que le obligó a ser sustituido y evacuado a un centro sanitario para que recibiera varios puntos de sutura, fue lo único reseñable antes del descanso.

Tras el descanso, otro cambio obligado. En los visitantes Elena con unas molestias en el cuadriceps deja su lugar a Zamora. Jesús pasa al eje defensivo y Corpas cambia de banda.

Sin embargo el partido parece cambiar. Los locales aumentan su intensidad y los villarrenses vuelven a acusar el bajón de los segundos tiempos. La entrada de Rubén y Ricky revoluciona el juego local y un minuto después, Las Palmeras toma ventaja en el marcador. Manu Graciano agarra un balón en la línea de banda y entre amagos, regates y rebotes se planta en el corazón del área y bate a Pichín con un fuerte disparo. La pasividad defensiva villarrense es alarmante, la falta de tensión evidente y el partido se rompe.

Cuando el Villa del Río trataba de reaccionar y buscaba con cierto criterio la portería contraria, llegaría la sorprendente expulsión de Muñoz. En una jugada en las proximidades del área local, el colegiado sanciona unas manos del centrocampista villarrense, para a continuación enseñarle de manera fulgurante la tarjeta roja. El jugador juraba y perjuraba que no había insultado, ni menospreciado al colegiado. Tan solo que había protestado la involuntariedad de la acción. La tarjeta roja y la posterior versión arbitral, indicando que le había llamado textualmente "loco", volvieron a encender los ánimos de la parroquia villarrense.

Y como dicen que las desgracias, nunca vienen solas. Un minuto después y en otra acción muy protestada por la defensa villarrense que entendía que no era corner, sino saque de puerta. Ricky desde la esquina y en colaboración de un desacertado Pichín, que tarda en reaccionar, hace el segundo de su equipo y deja el partido más que sentenciado.

 

 

Siguió intentándolo el equipo que entrena Tomás Joven, pero era imposible. Una escapada de Figo en solitario y desde su banda, es invalidada por el colegiado cuando encaraba portería por un fuera de juego tan sorprendente como que el balón llegaba de un jugador contrario.

Visto lo visto, lo mejor era dejar correr los minutos y esperar a otro partido. Tomás Joven da entrada a Medina, Mariano y al juvenil Luís Elena. El tercer gol local es un castigo excesivo a los méritos del equipo rojillo. Pero quedaba aún la enésima factura arbitral. Tolín falla en el control de un balón servido en profundidad por un compañero y en un gesto de impotencia, se dice a si mismo "que malo eres". La agudeza auditiva del colegiado y su afán de protagonismo, transforman la autocrítica en una desconsideración y el de Pedro Abad recibe la tarjeta roja en medio de su incredulidad. Sus intentos de explicarle la acción al colegiado fueron baldíos y el Villa del Río tuvo que disputar el último cuarto de hora de partido con tres goles en contra y con una doble inferioridad numérica.

Al final, en la retirada a vestuarios, jugadores, cuerpo técnico y directivos no tuvieron más remedio que morderse la lengua y tragar saliva, para evitar más represalias del trencilla en el acta del partido.

La derrota es demasiado abultada, aunque justa e inamovible, pero no es menos cierto que varias decisiones arbitrales alteraron y de que manera el desarrollo del partido. Y lo más sorprendente es que el comportamiento de los jugadores y público de Las Palmeras fue supercorrecto. Lo normal que en cualquier campo de nuestra provincia. Por lo que el factor "presión ambiental" sobre el colegiado queda absolutamente descartado. Lo que complica notablemente la búsqueda de cualquier atisbo de entendimiento de la labor arbitral en este partido.

Y tampoco sería justo, que alguien quisiera aprovechar esta tesitura, para equiparar este tropiezo a los anteriores y se achacara al estamento arbitral la irregular trayectoria del equipo cuyo rendimiento global en esta temporada, no está siendo el esperado. Los resultados anteriores están ahí en general, con arbitrajes más o menos acertados.

Así que una semana que se prevé muy intensa en el seno del club y el próximo domingo día 17 de enero, visita el Polideportivo Municipal (17 horas) el C.D. Egabrense, un histórico del fútbol provincial.