Los villarrenses jugaron media hora en inferioridad numérica.
Crónica partido 6ª jornada de liga de
Grupo de Córdoba.
U.D. Alcolea Los Ángeles 1
Villa del Río C.F. 0
Alcolea- Juan Luís, Montenegro, Moriana, Álvaro, José Antonio, Lalo, Juanjo (Andrés min. 66), Juanje, Alex (Ricardo min. 86), José Mari (Carmona min. 79) y Carlos (José min. 90).
Villa del Río- Arenas, Jesús, Corpas (Zamora min. 74), Eladio, Ángel (Tolín min. 66), Cris, Celso, Juan Diego, Figo, Diego Aguilera (José Luís min. 47) y Muñoz (Medina min. 42).
Árbitro- José Juan García Ortiz. Estuvo auxiliado en las bandas por Marta Ortiz y Maya Cubero. Amonestó a los locales Álvaro, Lalo, Juanje y Andrés y a los visitantes Diego Aguilera, Eladio, Muñoz, Corpas y Figo. Expulsó por doble tarjeta amarilla a los visitantes Cris (min. 61) y al delegado Juan Romero (min. 85)
Gol- 1-0 (min. 46) Carlos.
Incidencias- Unos ciento cincuenta espectadores se dieron cita en las Instalaciones Deportivas Municipales de la Barriada de Alcolea. Llovió de manera intermitente durante todo el partido. Caras conocidas de la afición villarrense en los graderíos, como la del exentrenador Pepe Real y el exjugador Mejicano.
Comentario- (Firma: Francisco J. García)
Maldición o conjuro. Sinceramente en el seno del Villa del Río C.F. comienzan a pensar en factores paranormales para intentar buscar una explicación medianamente razonable acerca de la situación actual del equipo. Por enésima vez en el presente curso, hicieron buena aquella máxima futbolística que dice "que jugamos como nunca y perdimos como siempre".
Y es que no hay razonamiento lógico ante el cúmulo de adversidades que volvió a vivir el equipo, en la barriada de la periferia de nuestra capital. Por que ya es mala suerte, que por segunda semana consecutiva, se encaje un gol tras un lanzamiento afortunado, el balón hizo una extraña parábola, desde más de treinta metros de distancia. O que se creen muchas más ocasiones de gol que el rival y que una tras otra se vayan desperdiciando, entre la falta de acierto, el buen hacer del portero rival y los palos de su portería. O que las lesiones, como la de Muñoz, vuelvan a alterar el inicial planteamiento táctico.
Capítulo aparte quedaría la labor arbitral. Como se pueden mostrar una docena de tarjetas amarillas, en un partido jugado con absoluta deportividad y que no tuvo ni una mala patada en noventa y tres minutos de juego. Y es que García Díaz pretendía convertir en mudos a los jugadores de uno y otro equipo. En su haber deberíamos decir que ya lo avisó antes del inicio del encuentro. Pero en esta ocasión la habitual amenaza del trencilla, fue aplicada con la mayor rigurosidad. Cualquier comentario, cualquier objeción, sin elevar el tono de voz y sin aspaviento alguno, se traducía automáticamente en cartulina amonestatoria. Y eso que tampoco hubo jugadas dudosas o polémicas, que si las hubiera habido, las sanciones administrativas se hubieran multiplicado.
Y claro entre tanta rigurosidad arbitral y con un Villa del Río atenazado por su delicada situación clasificatoria, Cris partía como la víctima ideal. La fama que precede al centrocampista villarrense, debió ser el motivo perfecto para que el colegiado le mostrara de manera consecutiva y sin que pasara unos mínimos segundos, las dos tarjetas amarillas que suponían su expulsión. Posiblemente ante cualquier otro jugador de la categoría, dicha acción se hubiera quedado en una simple y justa amonestación, pero al tratarse de quien era, García Díaz mostró un rigor máximo, que en otras acciones punibles no aplicó.
Así que los villarrenses tuvieron que jugar media hora de partido en inferioridad numérica. Ya estaban por debajo en el marcador tras un afortunado gol de Carlos, que en tres cuartos de campo y tras salir trastabillado de un regate a Celso en la línea de banda, agarró un disparo lejano que se envenenó en su trayectoria y sorprendió por alto a Arenas. No había transcurrido ni un minuto desde la reanudación del partido y el partido se le ponía muy cuesta arriba a los pupilos de Tomás Joven.
La primera parte había transcurrido con escaso protagonismo en las áreas ya que el juego se desarrolló en medio campo y las defensas se imponían con relativa comodidad a las delanteras. Tan solo reseñar por parte local, un lanzamiento de falta de Lalo (min. 25) al que Moriana no llegó por muy poco en el segundo palo. Y por parte visitante, un libre directo lanzado por Cris (min. 16) y un remate cruzado de Figo (min. 33) rechazado por el cuerpo de un defensor.
Tras el descanso, el tempranero gol afecta a un Villa del Río que moralmente acusa el golpe llevándole a unos minutos de desconcierto. Los locales pudieron sentenciar, en el minuto cincuenta y dos, con un remate de José Mari en el corazón del área bien resuelto por Arenas.
Pero el Villa del Río se rehace y desde el banquillo con los cambios efectuados, se apuesta por dar una mayor mordiente ofensiva al equipo. La entrada de José Luís dinamiza el ataque villarrense y con un juego preciso se comienzan a crear ocasiones muy claras sobre la portería local.
Así Celso (min. 56) mandaba a las nubes el balón tras un pase atrás de Figo que había ganado la línea de fondo. Eran unos minutos de dominio villarrense que nos hizo recordar al mítico Helenio Herrera, y es que el conjunto visitante estaba jugando mucho mejor con diez jugadores sobre el campo, que cuando tenía once.
La suerte seguía siendo esquiva y en el minuto sesenta y dos, el remate de cabeza de Figo en el primer palo, se estrellaba con virulencia en el poste, tras un centro de Juan Diego. Tres minutos más tarde sería Juan Luís quien resolvería con acierto el remate de José Luís tras otro servicio de Juan Diego. El gol del empate se presagiaba, dada la insistencia visitante. En el minuto setenta y dos, repitieron los mismos protagonistas con el mismo desenlace. El trallazo de José Luís desde la frontal buscaba la red, pero la mano salvadora de Juan Luís volvió a ser providencial. Y cuando no era su portero, volvían a ser los postes, como en el minuto setenta y cuatro tras otro nuevo remate de José Luís.
Tácticamente el Villa del Río se la estaba jugando, con todas sus líneas muy adelantadas y con una defensa muy limitada de efectivos donde Eladio se fajaba para cortar todo balón que pasara por allí. El Alcolea Los Ángeles tuvo opciones para haber sentenciado el marcador, en situaciones muy ventajosas, pero sorprendentemente no finiquitaban sus contras con remates que pudieran crear peligro.
Quienes no cejaban en su empeño, y esto es digno de elogio, eran los jugadores villarrenses que lo intentaron hasta el final. En el minuto ochenta, un libre directo lanzado por Eladio, es despejado como puede por Juan Luís, y rechace tras estrellarse en el cuerpo de Figo se va fuera por poco. Y la última tampoco tuvo el desenlace esperado. Una triangulación entre Tolín, José Luís y Juan Diego acaba con un centro demasiado fuerte de éste último, al que Figo en boca de gol, no llega por centímetros.
El pitido final supuso todo un alivio para la afición local, mientras que en la expedición villarrense afloraban las caras de incredulidad. El fútbol seguía sin ser justo con un equipo que hizo méritos sobrados para obtener un mejor resultado. La falta de puntería es el único reproche que se le puede hacer a los jugadores rojillos que mostraron compromiso, intensidad, voluntad e ideas. Pero lo que si está claro es que la situación del equipo, que todavía no ha ganado un partido tras seis jornadas disputadas, es cuanto menos preocupante y les está afectando moralmente. El primer triunfo no debe demorarse más y ya todos piensan en la visita del Fray Albino, el próximo domingo día 25 de Octubre (17 horas) al Polideportivo Municipal.