lunes, 31 de marzo de 2014

EL VILLA DEL RÍO C.F. ES AGREDIDO Y SE NIEGA A JUGAR EN ALMODÓVAR DEL RÍO.

Varios jugadores recibieron golpes, patadas y contusiones a su llegada a las instalaciones deportivas.

 

El fútbol es un deporte que en ocasiones es imprevisible, de ahí su grandeza y su enorme arraigo dentro de la sociedad. Pero en ocasiones depara acontecimientos absolutamente impensables. El desplazamiento a Almodóvar del Río trajo una desagradable sorpresa. Un partido que estaba llamado a convertirse en toda una fiesta para el cuadro local, que de haber ganado hubiera ratificado matemáticamente su ascenso a la Primera División Andaluza, ni siquiera llegó a disputarse.

El Villa del Río C.F. se negó a disputar el mismo tras ser agredidos varios de sus integrantes dentro del recinto deportivo y cuando se disponían a acceder a la zona de vestuarios. En concreto jugadores como Elena, Agudo, Luís Córdoba, Pedrito Sanroque y el propio técnico Antonio Jesús Pastor "Roger" recibieron golpes, patadas y algún puñetazo por parte de algunos jugadores del club local. Rápidamente el equipo se refugio en su vestuario donde se pudieron ver imágenes dantescas como jugadores llorando de impotencia, otros doloridos de los golpes sufridos y otros temerosos de lo que les pudiera suceder. Visto lo visto y de común acuerdo entre cuerpo técnico, jugadores y delegado, y tras ponerlo en conocimiento de la junta directiva, decidieron que no salir a disputar el partido lo que pusieron de inmediato en conocimiento del trío arbitral y del Almodóvar C.F.

Aunque las fuerzas de orden público se presentaron de inmediato en el Estadio Municipal "La Peña del Águila" y garantizaron la seguridad a la expedición villarrense, la decisión estaba tomada. Los jugadores consideraban que no podían enfrentarse deportivamente a ciertos jugadores que les habían agredido con anterioridad.

El partido estaba considerado como de alto riesgo para el Villa del Río C.F. ya que se sabía que el Almodóvar contaba con una afición muy numerosa y tradicionalmente muy pasional en apoyo de los suyos. Además existía el aliciente deportivo que una victoria les garantizaba el ascenso de categoría. Por tal motivo el estadio registraba una entrada de público que podía rondar los cuatrocientos espectadores. Y si a todo esto unimos que en el partido de la primera vuelta disputado en tierras villarrenses se habían producido también incidentes en la retirada de los equipos a vestuarios, la posibilidad de que se produjera algún tipo de conato violento era mucho mayor.

Lo que nadie podía esperar es que ocurrieran una hora antes del inicio del partido y que vinieran por parte de algunos jugadores locales. Sinceramente no se llega a entender que unos deportistas antepongan rencillas, orgullos o deseo de venganza a la posibilidad de celebrar algo histórico para ellos, como un ascenso y ante sus propios aficionados. Que mejor revancha hubiera sido que una posible goleada sobre el terreno de juego.

El Villa del Río C.F. que había solicitado a la Federación Cordobesa de Fútbol, previo pago de sus costosos honorarios, la presencia de un delegado federativo que tomara nota del correcto desarrollo del partido, vio como éste, hacía acto de presencia tan solo unos diez minutos antes del inicio del mismo. Como si el prepartido no empezara con bastante anterioridad. Pues ni pese a la solicitud de este delegado, ni pese a la insistencia de varios miembros de la Guardia Civil, el club villarrense modificó su postura basándose en los daños físicos y psicológicos que habían sufrido algunos de sus jugadores.

Visto lo visto el partido quedó suspendido para desánimo de los aficionados carbulenses que deseaban vivir in situ la fiesta del ascenso de su equipo. Cerca de las siete de la tarde, las fuerzas de orden público procedieron a sacar a los expedicionarios villarrenses de su vestuario y del recinto deportivo por una puerta lateral del estadio, hasta el autobús. Afortunadamente no se registró ningún incidente y se pudo iniciar con total normalidad el viaje de regreso a Villa del Río.

Pero todavía quedaba una segunda parte, ya que a instancias tanto de las fuerzas de orden público como del delegado federativo, era necesario el disponer de los partes médicos pertinentes que pudieran acreditar las lesiones sufridas por parte de los agredidos. Sorprendentemente en la Clínica del Deporte de la F.A.F. se comunica que allí no se pueden realizar las citadas diligencias ya que las lesiones no se han sufrido en el normal desarrollo del juego. Que quien debe realizar una evaluación de las mismas es el Servicio Andaluz de Salud. Lo que indigna a la expedición villarrense ya que consideran que las mismas se han sufrido en un recinto deportivo y en la previa de un partido oficial. Así que una nueva parada en el Ambulatorio de la Seguridad Social de Montoro, les sirvió para poder valorar los daños físicos sufridos por los jugadores y recibir los pertinentes partes médicos que acompañará el Villa del Río C.F. junto con su escrito de alegaciones al Comité de Competición de la Federación Cordobesa de Fútbol.

Caso de no estimar dichas alegaciones, el club por su negativa a disputar el partido, podría ser sancionado por incomparecencia y por tanto recibir una sanción consistente en la pérdida del partido por tres goles a cero, además de la sanción añadida de la pérdida de tres puntos de su casillero y una importante multa económica.

 

Desgraciadamente la que iba a ser la ficha técnica del partido se quedó apuntada y sin protagonismo en el acta arbitral.

Almodóvar- León, Rafa Ruiz, Joselillo, Pepe, José Mari, Santi, Pablo, Carlos Callejas, Miguel, Alfonso Gutiérrez y Dani.

Villa del Río- Villatoro, Rubio, Zamora, Elena, Salva, Luís Córdoba, José Luís, Jacinto, José Robles, Antonio Muñoz y Germán.

Árbitro- José Antonio Montenegro Rubiano. Asistido en las bandas por Paniagua Gutiérrez y Obrero Villén.